Una cala de muchos encantos
Un entorno de postal
Para llegar, hay que atravesar el barrio de Baumettes (la palabra «baumettes» significa pequeñas cuevas en provenzal), hasta llegar a la estrecha y sinuosa carretera en la colina que sube hasta el paso del mismo nombre. Una vez llegado al paso, un sendero baja hasta la calanque (unos 45 minutos a pie)… y le espera un magnífico panorama.
En las hendiduras lejanas de las colinas, el mar azul resplandece en el horizonte. La caliza blanca del macizo se motea con el verde de la garriga y los pinos, una auténtica paleta de tres colores. Casi oculta a la vista, la estrecha carretera serpentea cuesta abajo. Cuidado con los vehículos que circulan en sentido contrario, ¡no hay mucho espacio!
Tras un largo descenso, por fin verá la cala. Un aparcamiento de pago le espera si viene en coche. Se trata de un vestigio de la propiedad privada que perteneció a la condesa Marie de Buret, conocida como Marie de Sormiou, una mujer de letras que participó en la obra del movimiento Félibrige a finales del siglo XIX.
/!\ ¡Durante los meses de verano, el aparcamiento sólo es accesible para los clientes del restaurante de la calanque*!