Marsella goza de una situación privilegiada en un entorno natural excepcional: entre el mar, las colinas y las Calanques. Sus límites naturales, el mar al oeste y las colinas que rodean la ciudad, han contribuido a la aparición y creación de lugares y paisajes originales. La mitad de su territorio está formado por espacios naturales, con más de 700 hectáreas de parques y jardines públicos.