Café Populaire

El menú es nuestro pasaporte, que nos permite viajar por las costas del Mediterráneo, de Córcega a Barcelona, de Sicilia a Tánger. Los platos rinden homenaje a la cocina de pastores, pescadores y familias, y cuentan historias y costumbres. Los panis, la famosa tortita niçoise hecha con harina de garbanzos, se codean con la poutargue, el famoso caviar del sur elaborado con huevas secas de mújol. Las recetas de antaño renacen con un toque moderno. Las croquetas de queso manchego se sirven con un alioli de membrillo. La selección de vinos es también un canto al Sur, a sus viñas y a su sol.
El espíritu creativo de André, fundador de Gas Bijoux, y su sueño de compartir sus viajes y su secreto de artista donde el gusto y el placer son los únicos dueños del lugar. El toque final de este viaje de los sentidos es la vajilla. La cubertería viene de Brasil, los platos ovalados dentados son americanos. La biblioteca, los cuadros y la iluminación, encontrados por todo el mundo por los anfitriones, confieren a este lugar un alma especial.
A la entrada, la cocina abierta nos da la bienvenida con su tienda de comestibles que ofrece productos inusuales como el famoso atún de Albo español. El salón, con sus sofás de terciopelo, ofrece un ambiente más íntimo. En el centro del restaurante se alza una barra de zinc, alrededor de la cual el local cobra vida al final del día.
Son las 6 de la tarde en Marsella, y el Café Populaire se vuelve neoyorquino con un cóctel nuevo cada día. El Hurricane es la continuación del Bloody By Marie, un guiño a la boutique vecina de la diseñadora, y las copas y los licores se encienden para nuestro deleite. En la barra, cada uno puede saborear una especialidad. Bajo el majestuoso techo de cristal se encuentra el comedor, formado por mesas de la vieja escuela.
El espíritu creativo de Gas encuentra aquí otra forma de expresión, y los marselleses ya lo han adoptado, haciéndole su mayor cumplido: "Este lugar parece haber existido siempre".