La Pizzeria Bonne Mère es toda una institución en el barrio de Vauban. Situada en la rue Fort du Sanctuaire, es el lugar de moda para todos, y donde se respira un ambiente marsellés. Esta exitosa pizzería suele estar al completo, así que no se olvide de reservar, tanto si quiere comer para llevar como si prefiere comer en casa. Le recomendamos La Bonne Mère y La Fanny, que no se puede perder.
En pleno barrio de Noailles, la terraza y el interior de Chez Sauveur están repletos de gente. Era de esperar, ya que la reputación de esta pizzería, abierta desde hace más de 70 años, está bien consolidada. Sus pizzas a la leña, cocidas en un horno que data de su apertura, son famosas en toda la ciudad, y la gente está encantada de pasar a comer con los amigos o a cenar. El Chef hace la compra cerca, en el mercado de Noailles, así que todo lo que hay en sus pizzas es bueno y local. Le sugerimos los grandes clásicos, ¡la margarita o la rúcula!
¿Cómo hablar de pizzerías sin mencionar L’Eau à la Bouche ? (la boca agua) Este pequeño restaurante situado en el cruce de Malmousque, Corniche y Endoume es una visita obligada. En verano, es incluso una tradición de fin de semana coger una pizza de l’Eau à la Bouche, una botella de rosado y darse un chapuzón en Malmousque. Las cajas, muy reconocibles, están en los brazos de todos los marselleses en cuanto sale el sol. La repostería fina y los ingredientes frescos y deliciosos hacen la boca agua, y el propio Jacquemus no se equivocó al escribir sobre ellos en su guía de la ciudad de Marsella.
¡Si no sabe qué elegir: la Angelina, sencilla pero increíble con su jamón serrano y su aceite de oliva, o la Capucine para la originalidad con su mesclun de Niçois, brousse, anchoas y corazón de alcachofa!
La pizzería legendaria de Marsella. Chez Etienne, situada en el corazón del barrio de Panier, es casi como Nápoles. No hay reservas, así que asegúrese de llegar pronto, y hay dos opciones de pizzas: de queso o de anchoas, o la típica «mi-mi» marsellesa, mitad de una y mitad de otra. Chez Etienne también es conocido por su ambiente inusual, con fotos antiguas de estrellas que han pasado por el restaurante en la pared, y su servicio al estilo marsellés ¡sin complicaciones!
Los reyes de la pizza callejera están en Charly Pizza. Cerca de la Canebière, nadie se equivoca, y la cola ante el pequeño puesto es una clara muestra de lo mucho que los marselleses adoran a Charly desde 1962. Más allá de los precios imbatibles (unos 4 euros por una pizza de queso), es la frescura de los ingredientes, las frutas y verduras locales y las recetas cosmopolitas lo que hacen de Charly Pizza un éxito. Su puesto histórico está en Noailles, pero ahora también puede encontrarlo junto a la plaza Général de Gaulle.
Lejos del centro de la ciudad, hacia las puertas de las calas de Sormou y Morgiou. Aquí se encuentra Chez Zé, uno de los locales favoritos desde 1960 y especialista en pizzas al horno de leña. Pero los entendidos sabrán que, si hay una pizza que hay que probar, ¡ésa es la de supión de tinta de calamar! ¿Ha comido alguna vez una pizza negra? Sorprendente pero deliciosa, se dice que esta receta es originaria de Sicilia, ¡y la familia Cimolai lleva tres generaciones cocinándola!
De martes a domingo, in situ, a domicilio o para llevar, la pizzería O’ Ventre sur Pate le recibe desde 2012 frente a la Plage du Prophète para deleitarle con buenas pizzas al estilo napolitano. Productos frescos, una pizzería mitad y mitad si no se decide y el buen humor del propietario para un auténtico momento de convivencia.
La Bella Pizza, en Cours Julien, te permite redescubrir el auténtico sabor de la pizza al horno de leña. Fundado por Romain hace unos años en Notre-Dame du Mont, el local se ha hecho un nombre entre la clientela local, y a todo el mundo le encanta reunirse allí para tomar una copa, reírse con los amigos y recibir buenos consejos del chef a la hora de elegir sus pizzas.
