Un poco de historia
Las huellas de los santones se remontan al siglo XII en Marsella. Estas pequeñas estatuillas esculpidas representaban la Natividad y se instalaban en las iglesias. (santón viene de la palabra santibelli, figurita de barro: de ahí la expresión marsellesa «¡No te quedes ahí parado como un Santibelli!»).
El primer catre viviente apareció en Italia en 1223. Fue San Francisco de Asís quien introdujo esta tradición. Pronto se extendió por toda Italia, y fueron los monjes franciscanos quienes introdujeron los belenes en Provenza.
Durante la Revolución Francesa se prohibieron los belenes en las iglesias, y los marselleses empezaron a crear belenes individuales en sus casas.
La industria del santón se puso en marcha y los primeros moldes aparecieron en 1798. Esta producción a gran escala permitió que cada marsellés tuviera su propio belén.
En el siglo XIX aparecen los primeros maestros santoneros. Los santones representaban personajes de la vida cotidiana. Marsella se convirtió en la capital del santón.
La primera feria marsellesa del santón se celebró en 1803 en la calle San Luis. Desde entonces, se ha trasladado varias veces, a Allées de Meilhan, Place Général de Gaulle, Vieux-port, etc.