¿De dónde viene el Defi de Montecristo?
En 1830, en la imaginación de Alexandre Dumas, Edmond Dantès huyó a nado de su prisión en el Château d’If tras 14 años de encarcelamiento injustificado. Casi dos siglos más tarde, esta vez en la vida real, más de 2.000 personas partieron durante tres días del mismo castillo, hoy Monumento Nacional, para alcanzar la costa. No para escapar de sus carceleros (uf), sino por el placer del desafío deportivo, con la ventaja añadida de una magnífica vista del puerto que rodea Marsella. Y en medio de todos estos nadadores locos y sobremotivados, me pregunto si, como Edmond Dantès, conseguiré nadar estos 5 kms.
Antes de la salida…
Este sábado de principios de junio, el punto de encuentro es a las 7h30 en las playas del Prado para recoger nuestros gorros y partir en grupos en los barcos que nos llevarán hasta el castillo de If, desde donde todos tendremos que volver nadando. Os podéis imaginar lo largo que es el viaje, incluso en autobús lanzadera, y el esfuerzo físico y mental que nos espera… Afortunadamente, el ambiente en el barco es muy cordial, y ayuda a disimular el creciente estrés que crece alarmantemente en mi interior.«Esta es mi 8ª edición«, dice mi vecina de la izquierda, mientras que la de la derecha se pone su monoaleta y me explica que con su equipo tiene que hacer todo a la mariposa, lo que no le impedirá terminar entre las primeras. Sin saber si la experiencia de mis vecinos me tranquiliza o no, prefiero concentrarme en su motivación comunicativa, convencida de que va a ser un gran momento.
Sin perder un instante, desembarcamos todos, un pequeño grupo de 400 personas, en los muelles del Château d’If. Un último avituallamiento de agua, y nos ponemos en marcha para el briefing de la carrera. Lo más importante es mantener la cabeza fuera del agua (literalmente) para asegurarse de que se sigue la ruta, a fin de evitar desviarse por el Puerto Viejo, lo que convertiría esta 5K en un calvario interminable.
Son las 8h30 y la salida es inminente. La enorme masa de nadadores palmeados con sus gorros verdes salta al agua y se dirige hacia la línea de salida, a pocos metros del Château. Nos rodea una impresionante armada dekayaks, zodiacs y scooters marinos, que estarán allí para guiarnos durante la carrera y repatriarnos si algo sale mal. Pero ahora no es el momento de preocuparse, 5, 4, 3, 2, 1, oímos en el megáfono… ¡y en marcha!