Vue intérieure sur la résile de béton du bâtiment du Mucem
Un día en el Mucem

Un museo de Marsella, pero no sólo...

El Mucem puede verse como un puente que une simbólicamente las diferentes culturas del Mediterráneo, pero también puede verse en sentido literal como la creación de nuevas rutas entre el Puerto Viejo, el barrio de Panier y el barrio de Joliette. Concebido como un sendero arquitectónico, descubra en mi visita al Mucem cómo disfrutar de un paseo por el museo sin entrar necesariamente en él.

Publicado el 19 octubre 2023

Admirar la arquitectura moderna

Al llegar frente al Mucem, me tomé el tiempo de admirar la antigua dársena J4, que se alza frente al mar en la salida del Puerto Viejo de Marsella. Me gustó el edificio, con su arquitectura moderna y despejada, única en la ciudad.

Empecé paseando por el museo, que, gracias a su arquitectura y a los 15.000 m2 de malla que envuelven el edificio, despierta los sentidos: atmósferas luminosas, sensaciones táctiles de los materiales, atmósferas sonoras y vistas panorámicas alternas.

Descubrir Marsella y sus civilizaciones

Comencé mi visita al museo con la exposición permanente «Connectivités», que me sumergió de lleno en la historia de las grandes ciudades portuarias del Mediterráneo.

La exposición nos invita a seguir los pasos del historiador Fernand Braudel, y a acercarnos con él a la historia del Mediterráneo en los siglos XVI y XVII, como a un personaje cuya historia hay que contar a largo plazo, llegando incluso a cuestionarla en la época contemporánea.

Esta historia urbana me hizo retroceder en el tiempo, invitándome a descubrir la evolución de las zonas portuarias contemporáneas: Casablanca, El Cairo, las megalópolis de Estambul y Marsella.

Un descanso en los jardines colgantes

Es casi mediodía y el sol empieza a brillar. Mientras paseo por los pequeños senderos de la azotea del Mucem, la vista sobre el puerto de la ciudad es magnífica. Sigo paseando por el edificio, rodeado por el suave reflejo del sol que crea la arquitectura del museo. En el exterior, los bancos invitan a sentarse a la sombra de los olivos, símbolo de la Provenza.

¿Dónde comer en el Mucem?

Comidas sobre la marchaoen el restaurante dela azotea MôlePassedat

Después de tanto turismo y paseos, llega la hora de comer. En el Mucem, hay para todos los gustos.

Ese día, por desgracia, no tuve tiempo de sentarme a comer en uno de los varios restaurantes del museo, así que decidí tomar un rápido tentempié mediterráneo en el Kiosco Mucem, que disfruté al aire libre alrededor del museo.

La próxima vez, me tomaré mi tiempo para comer en «le Môle, le Café», que sirve sabrosos y asequibles platos del día, ya sea en el interior o en la terraza. Si de verdad quiero darme un capricho, probaré la cocina del chef Gérald Passedat en «Le Môle, La Table», que ofrece cocina de bistró chic en la azotea del Mucem, frente al magnífico puerto de Marsella, musa gastronómica del chef marsellés.

Exposiciones y más exposiciones

Tras mi rápido almuerzo, toca volver a la rutina. Durante todo el año, el Mucem ofrece numerosas exposiciones temporales.

L’Orient Sonore, expuesta hasta el 4 de enero de 2021 en forma de vídeo, me transportó a las voces, los instrumentos, la música y los movimientos que me sumergieron en la cultura árabe y oriental.

La florede A à Z, expuesta en Fort Saint-Jean hasta el 11 de enero de 2021, despliega un alfabeto floral en 26 letras, en honor a la flora que nos rodea. Continué mi visita a la exposición paseando por el encantador Jardín de la Migración de Fort Saint-Jean.

Vêtements modèles, expuesta hasta el 6 de diciembre de 2020, es una cronología de cinco piezas clave de la moda. Pude seguir la génesis y la evolución de ciertos tipos de prendas: jogging, alpargatas, camisetas de tirantes… ¿cómo han dado forma a su imagen actual? Esta exposición nos permite hablar de la ropa como un auténtico fenómeno social.

Termine el día en el barrio de Panier

Cerca del Mucem, el barrio de Panier es una de las zonas de visita obligada de Marsella. Decidí terminar la jornada con un paseo por él. Atravesé la imponente pasarela que me llevó desde Fort Saint-Jean hasta este barrio legendario de la Ciudad Focense. Deambulé por sus callejuelas, donde por un momento me sentí desconectada del resto de la ciudad.

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